Los libros de horas son el máximo exponente de obras escritas en la Baja Edad Media.

Diversos estudiosos reconocidos han atribuido la autoría del aparato icónico a distintos iluminadores. Esta diversidad de opiniones está justificada por la belleza y exquisita factura de orlas y miniaturas, las cuales son susceptibles de ser emparentadas genéticamente con las producciones de artistas afamados.

La existencia de una excelente miniatura con un escudo de armas permite la identificación de su poseedor. Se trata de William Hastings (1430-1483), noble terrateniente que estuvo al servicio de la Casa de York y hombre de confianza de Eduardo IV, por cuyo motivo y a la muerte del monarca fue condenado a muerte y decapitado en la Torre de Londres en el año 1483.

La obra está estructurada de acuerdo con los hábitos de rezo practicados en el mundo insular según el uso litúrgico establecido en la diócesis de Salisbury en lugar de los estilos romano, galicano, dominicano, etc. Además hay un fragmento en lengua inglesa aun cuando el francés era el idioma de la corte en esa época.

Todos estos datos confirman que la ejecución de este libro de horas requirió largos meses de trabajo y la posible participación de un equipo compuesto por miembros procedentes de ambos lados del Canal de la Mancha.

En definitiva, el manuscrito nos conmueve por el trágico destino de su poseedor inicial, por el enigma que rodea a sus autores y, sobre todo, por la belleza y exquisito gusto del ejemplar.