La versión facsimilar de esta obra que presentamos se enmarca en la línea de recuperación de los códices como fuentes artísticas que se produjo a partir del siglo XIX. Las iustraciones cobraron en este período una importancia inusitada como complemento de los textos y en algunos casos, como el que nos ocupa, se llevó a cabo una práctica bibliófila y comercial aberrante: la composición facticia de un ejemplar enriqueciendo su programa iconográfico original con series tomadas de otros manuscritos.

En este libro de horas, para encarecer su valor, se añadieron dos grupos de imágenes de otras procedencias. Esta operación fraudulenta tiene su contrapartida en el hecho de que el manuscrito 88 de la Biblioteca Episcopal de Vic constituye hoy una pieza singular, extraña y única.

El lector que recorre sus bellas páginas se encuentra con un auténtico florilegio de los mejores estilos que reinaron en la producción de los libros de horas. El manuscrito ofrece pues una colección privilegiada de páginas iluminadas que permiten conocer de manera antológica creaciones nacidas al hilo de distintas fuentes de inspiración.