El conocimiento del firmamento, la identificación de los cuerpos celestes y su supuesta incidencia sobre la vida de los individuos han constituido un objeto de estudio desde tiempos inmemoriales.

Estos saberes tienen sus raíces en la cultura oriental y, luego, alcanzan un mayor grado de rigor científico en el ámbito grecolatino.

Se conocen los nombres de algunos autores y se conservan fragmentariamente obras que transmiten las doctrinas que se han ido forjando a lo largo de los siglos.

En la Antigüedad existía la creencia de que los héroes y los personajes famosos, a su muerte, eran transportados al cielo y convertidos en una constelación, de tal manera que mirando al cielo podían ser reconocidos buscando su figura a través de la posición de las estrellas.

En el presente conjunto de textos astronómicos se encuentra una serie de ilustraciones que forma parte de ese programa llamado «aratea», que contiene, aparte de diversos tratados esquemáticos, 43 dibujos representando planetas, estrellas o constelaciones.